Atrás queda la noche. Su poderosa sensualidad, su narcótico brillo se esfuman con la primera luz.
Manos a la obra: Tomo naranjas y pomelos. Mezclo su zumo dulce y amargo, y lo apuro hasta la última gota. Croissants en el horno. Elijo un tomate maduro y lo lavo bajo un chorro de agua fresca. Después lo rallo sobre un plato y añado un pizca de sal, otra de azúcar. Lo extiendo en pan tostado , con una loncha fina de jamón serrano por encima. Mmmm.... Mientras, se escucha el borboteo del café...Abro el horno. Un aroma caliente a panadería de pueblo llena toda la cocina. Corto los croissants en mitades perfectas y los decoro con crema de queso y mermelada de naranja amarga; con revuelto de huevo; con fresas y hojas de hierbabuena. Más allá, una fuente de bizcochos y churros recién hechos acompañando a un enorme tazón de leche o de chocolate fundido...
Que aproveche!
Fotografía por cortesía de Tenechillo y Cuchinedor
6 comentarios:
mmmmm
me encantan los domingos!!!
para mi los domingos son como un día cualquiera. es lo que tiene trabajar en benidorm, y librar dias entre semana... los domingos son una mier. :D
Qué delicia total!!! Por favor!!! A mi los domingos me gustan con esos maravillosos desayunos, y si además están condimentados con poesía, pues, mejor!
Un abrazo pucelano.
Tía Doc.-
Suena apetecible... ¿Me invitas? :P
hmmm! Que bueno, me encantas las mañanas a la hora del desayuno, sobre todo bien acompañada :-) que tengas mas días como ese ;-)
No seguimos leyendo!!
Me encantaría desayunar con vosotros un domingo de éstos, colegas bloggeros. Claro que os invito!!!!!!!
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