Todos sabemos que lo que da valor a las cosas es precisamente la deprivación de éstas, y las convierte a veces en auténticos placeres: pan cuando hay hambre, fuego cuando hay frío... Me pregunto si incluso mis pequeños placeres son un reflejo sutil de mis carencias.

En mi caso, dormir es un placer enorme. La sensación de cálida suavidad bajo las sábanas, el cuerpo hundido en delicada parálisis, abandonado a las historias imposibles de la mente, a la magia prohibida en la vigilia...Podría consumir el resto de mi vida durmiendo, sin sentir el menor remordimiento.

Otro auténtico regalo para los sentidos son los gatos. El placer está en observar la elegancia de sus movimientos elásticos, o cuando posan dormidos. Y acariciarlos mientras ronronean felices. Son auténticos hedonistas, seres realmente dignos de admiración. Extremadamente bellos, indomables, de mirada asesina, que a la vez, inspira ternura.
Y luego está la música, fragmentos escogidos capaces de sacudir el polvo de la rutina inútil del día. Te sorprende, te eleva a un estado privilegiado durante unos instantes en los que merece la pena vivir. Hace llorar, hace creer que tienes una misión gloriosa en la tierra.
CUÁL ES TU PEQUEÑO-GRAN PLACER ???
Sisifo