sábado, 28 de julio de 2007

Seguimos con las tradiciones

No sé por qué, pero parece que la gente sí cree en la suerte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La otra estatua de la que hablamos era una de un cementerio de París. En ese cementerio también está la tumba de Jim Morrison, por lo que parece que allí hay mucha vidilla. Lo hemos encontrado en esta página, donde también tienes la foto y un curioso comentario que añadimos:

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-1954-2005-05-21.html

"El muerto caliente

Con la melena ensortijada como si hubiera sido revuelta por alguna mano, la galera volcada, los labios y bragueta entreabiertos, la estatua de Victor Noir (née Ivan Salmon) descansa y no descansa. Una erección palpable a la altura del pantalón ha provocado la calentura de algunos paseantes y Víctor Noir, periodista de La Marseillese, asesinado a los 22 años por Pedro Bonaparte, es hoy sistemáticamente sobado a través de su monumento donde el bronce se ha oscurecido en la entrepierna, adquiriendo al aspecto de un derramado seminal producto de la polución nocturna o de una fellatio de apuro. El escultor Jules Dalou, sin duda, ha sido un transgresor: primero por hacer un monumento funerario que representa al muerto acostado en una pose forense que pretende hacer una réplica demasiado viva. Yo sabía de las erecciones de los ahorcados, pero no de los heridos de bala. O bien el bueno de Dalou, como el joven Salmón fue muerto un día antes de su boda, quiso dar a la que no llegó a ser su viuda la imagen libidinosa que ella no pudo gozar como casada. Las buenas conciencias han hecho de Victor Noir un mito femenino. Lamerlo “ahí” o montarlo con la audacia que exige eludir a los guardianes, garantizaría la fertilidad. De vez en cuando, sobre la bragueta abultada y corroída, aparece, paradojal y sorpresivo, un escarpín celeste o rosa. Pero la insistente mención de Victor en las páginas gay de Internet, muestra que el mito ha sido expropiado y adaptado: tocar íntimamente la estatua de Víctor Noir responde a una superstición más gratuita y placentera que la de garantizar la fecundidad: hacer feliz el sexo bucal con amigo o desconocido, ya sea en el cementerio mismo, como en el yire. “Toda degradación, por medio de grafittis, tocamientos indecentes u otros medios puede ser perseguida”, dice un cartelito. Pero yo no sé francés. Mi amigo Karl me toma una fotografía mientras practico cívicamente el ritual y, si en ella mi mano aparece ligeramente corrida, es porque la estatua de Víctor Noir calza largamente hacia la izquierda. Jamás contacto similar, pero en vivo me dejó la mano tan fría. La guardo en el bolsillo, ligeramente avergonzada por mi falta de imaginación. Arriba las nubes parecen venir hacia nosotros."

Este cementerio es visita turística obligada (cementerio de Pére-Lachaise, en París) por toda la gente (o sus restos) que allí se encuentra.

Bandini dijo...

Gracias Cuchinedor y tenechillo por mandarme el mensaje.

Iré a por la imagen de Victor Noir.

Un saludo